La enfermedad de Chagas, también conocida como tripanosomiasis americana, es una enfermedad potencialmente mortal causada por el protozoo parásito Trypanosoma cruzi (T. cruzi) y es transmitida por un insecto (Triatoma infestans), conocido popularmente como vinchuca.
Esta enfermedad se presenta en una fase aguda inicial, donde un alto número de parásitos circulan en la sangre. En esta etapa, tiene tratamiento médico y si es detectada en tiempo y forma, es curable. Luego aparece la fase crónica, donde la enfermedad afecta principalmente el corazón y los músculos digestivos, lo que ocasiona trastornos cardíacos en hasta el 30% de los pacientes y alteraciones digestivas, neurológicas o mixtas en hasta el 10% de los pacientes.
Además, la infección puede llevar a una muerte súbita debido a arritmias cardíacas o insuficiencia cardíaca progresiva.
Se estima que más de 12 millones de personas podrían estar infectadas a nivel mundial. En Argentina afecta a más de 1,5 millones de personas y alrededor del 30% de los individuos infectados crónicamente desarrollan complicaciones cardiovasculares con alta probabilidad de muerte.
¿Cuáles son sus principales síntomas?
Fase aguda:
Fase crónica:
El método más eficaz de prevención es el control vectorial de contagio a través de la vinchuca, por lo que es necesario concientizar a la población de las zonas más afectadas para que tomen medidas relacionadas con la limpieza de los hogares, la higiene personal y la realización de chequeos médicos, ya que existen tratamientos efectivos si son administrados al comienzo de la infección, y también hay tratamientos para sus complicaciones en estadios avanzados.
Si la enfermedad es detectada en su etapa aguda y a tiempo, es una enfermedad curable, y cuanto más joven es el paciente, mayores son las posibilidades de curación. Pero una vez pasados los 40 años y en su etapa crónica, comienzan a manifestarse las complicaciones gastrointestinales, vasculares, cerebrales y cardiológicas.
El estudio de la sangre es decisivo para prevenir la infección por transfusiones sanguíneas y el trasplante de órganos.
Además, la detección y el tratamiento de niñas y mujeres infectadas en edad de procrear, es fundamental, así como la detección de recién nacidos y otros hijos de madres infectadas sin tratamiento antiparasitario previo.
A esta enfermedad, que en nuestro país tiene una prevalencia de entre 3% y 4% e impacta en su mayoría a la población rural, se la puede vencer con higiene y educación.
Por eso, recordá que prevenir es siempre la mejor opción.
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