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Mitos y verdades de la medicina casera.

    

Un acercamiento a los mitos más frecuentes en torno a los remedios caseros, puede ayudarnos a diferenciar lo genuino de lo falso y, quién sabe, tal vez, hasta le demos una segunda oportunidad a algunas soluciones de los abuelos que no están tan erradas como podríamos creer.

“Rodajas de papa para la fiebre”.
Es una creencia popular que las rodajas de papa ayudan a bajar la fiebre. Pero la realidad es que no hay ningún estudio científico aún que lo compruebe o refute, al menos no hace mal. Si no resulta nuestro médico es el consejero ideal.

 

“Tomate para ojeras u ojos hinchados”.
Se dice que hay que usar tomate y limón ya que las vitaminas A y C y el hierro que aporta el tomate, combinado con las propiedades del limón, logran aclarar la zona luego de algunos días de tratamiento y aliviar las ojeras. No existe  estudio alguno que lo demuestre científicamente. Lo que sí es cierto es que el tomate es más del 90 por ciento agua y puede hidratar la zona. Otro remedio muy útil para los ojos hinchados son las compresas de manzanilla porque tiene antiinflamatorios y antisépticos naturales.

“Miel para curar la tos”.
Pocas cosas hay más difundidas en lo que a remedios caseros se trata, que la miel para aliviar la tos y el dolor de garganta. La buena noticia es que distintos estudios realizados en niños y adolescentes de entre 2 y 18 años con infecciones en las vías respiratorias, demostraron que la miel es capaz de aliviar las membranas irritadas en la parte posterior de la garganta y que posee efectos antioxidantes y antivirales. De hecho, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera segura, fuera de los casos de alergias y del período de la lactancia, para aliviar la tos.

“Naranja para curar el resfrío”.
La vitamina C (como muchas otras cosas) no es acumulable: lo que nos sobra, se elimina. Por lo tanto, kilos de naranjas no nos harán tener más vitamina C. Ningún estudio ha demostrado que sea capaz de prevenir gripes ni resfriados en circunstancias normales.

“La zanahoria mejora la visión”.
Si bien tiene betacaroteno (que es el propulsor de la vitamina A), nuestro nivel de vitaminas y betacaroteno es algo estable. Aunque comamos tres kilos de zanahoria no va a hacer que tengamos mejor visión, eso sí, debería formar parte de nuestra dieta.

“La leche para la acidez”.
La leche es uno de los alimentos menos ácidos y puede contrarrestar la acidez en un principio, pero es un alivio engañoso porque otros de sus componentes, como el calcio y las proteínas (caseína), estimulan aún más la secreción de jugos gástricos y terminan causando un efecto “rebote”.

“El hipo pasa con un buen susto o tomando 7 sorbos de agua sin respirar”.
Falso. El hipo se produce por contracciones involuntarias del diafragma, el cual separa el tórax del abdomen. Se puede tener un hipo eventual que se va solo, o bien si se realiza alguna de las maniobras como respirar hondo varias veces. “Es muy importante advertir, que si la persona tiene irritabilidad del diafragma de manera constante, podría tener algo importante y debe consultarlo con su médico.

“El azúcar cicatriza las heridas”.

Verdadero. Esto es así y tiene mucho más aval científico. El azúcar en las heridas actúa atrayendo los macrófagos que suscitan y ‘comen’ los residuos de la herida, lo que permite que se forme tejido nuevo. Se usa con los pacientes hospitalizados que tienen heridas.

Es factible la cura del empacho a través de “tirar el cuerito”. 
Verdadero. Aunque parezca magia, no lo es: en una investigación hecha sobre esta práctica se encuentra la explicación. Los pellizcos en la piel de la espalda, a los costados de la columna vertebral, estimulan una formación de nervios conocida como plexo celíaco o solar, que acelera el movimiento intestinal y ayuda propulsando los restos alimenticios. Solo debe ser realizado por una persona capacitada.

 

 



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