Los prebióticos son alimentos altos en fibra que actúan como nutrientes para la microbiota intestinal:
Poseen acción inmunomoduladora.
Favorecen la absorción de calcio, magnesio, hierro y zinc.
Mejoran la digestibilidad y absorción de nutrientes.
Actúan en la regulación del metabolismo hepático de la glucosa y del tránsito intestinal.
Disminuyen el riesgo de infecciones y previenen enfermedades inflamatorias o con una base inmune.
Alimentos con prebióticos:
Ajo
Cebolla
Tomate
Espárrago
Avena integral
Los probióticos, en cambio, son microorganismos vivos adicionales no patógenos, que cuando son incorporados en las cantidades adecuadas tienen efectos beneficiosos para la salud:
Impiden que bacterias patógenas y dañinas para nuestra salud crezcan y se desarrollen.
Actúan favorablemente en patologías autoinmunes, digestivas, cardiovasculares y diabetes tipo 2.
Juegan un rol importante en la prevención del cáncer de colon y en reducir los síntomas del autismo.
Alimentos con probióticos:
Yogur
Kéfir
Chucrut
Kimchi
Té de kombucha
Tempeh
Miso
Masa madre
El cuerpo se beneficia de los prebióticos y los probióticos, ya que ambos juegan papeles complementarios para nuestra salud intestinal y ayudan a mantener el equilibrio de bacterias saludables.
Por eso, te recomendamos que no falten en tu alimentación. Si tenés dudas, consulta a tu nutricionista.