Nuestra temperatura corporal está regulada por nuestro cuerpo. El rango ideal para mantenerse saludable es estrecho, por lo tanto, el mecanismo principal está determinado por la forma en la que nos despojamos del calor, proceso que se denomina evaporación.
La evaporación es la principal manera de perder calor, sin embargo, en algunos momentos esto puede volverse ineficaz cuando la humedad relativa ambiente es mayor al 75%, de ahí que sea necesario buscar los lugares más frescos y aportar agua para poder tenerla para traspirar.
¿A qué se llama golpe de calor?
Es una condición corporal en la cual la persona sufre un calentamiento tal en el cual fracasa nuestra capacidad de regular la temperatura o termorregulación y la persona está en grave riesgo.
¿Cuántos tipos hay de golpe de calor?
Hay dos tipos básicamente, uno clásico (no generado por nuestro esfuerzo), que está determinado por nuestra exposición al calor ambiental y es más común en las personas mayores de 65 años o en los niños más pequeños (los recién nacidos tienen mayor % de agua corporal por lo que los hace más lábiles o proclives) que permanecen en lugares calurosos, y en aquellos con condiciones médicas crónicas que dificultan la termorregulación. El otro problema es la falta de hidratación y la posibilidad de refrigerarse ya sea con equipos de aire acondicionado, ventiladores o inmersión en agua. Si a estas condiciones se suman enfermedades cardiovasculares, trastornos neurológicos o psiquiátricos, la obesidad, la imposibilidad de transpirar, discapacidad física, uso de drogas como la cocaína, consumo de alcohol o ciertos medicamentos como diuréticos o antiespasmódicos, se puede agravar el cuadro.
El segundo tipo es ante la realización de esfuerzos, generalmente ocurre en personas jóvenes y sanas que hacen ejercicio intenso en un clima muy caliente y húmedo y sin beber suficiente agua. Desarrollan este cuadro típicamente los atletas y las fuerzas de seguridad cuando realizan sus entrenamientos.
¿Cuáles son los síntomas del golpe de calor?
Las personas con un golpe de calor tienen:
Una temperatura corporal de 40 °C o mayor
Síntomas neurológicos, que pueden incluir:
Dificultad para caminar
Convulsiones
Pérdida del conocimiento
El golpe de calor también puede causar:
Respiración rápida
Latidos cardíacos acelerados
Descenso de la presión arterial (hipotensión arterial)
Piel enrojecida y caliente
Vómitos o diarrea
Calambres musculares o debilidad
Dolor de cabeza
En los bebés nos puede orientar que tengan irritabilidad, llanto incesante y respiración rápida
Antes de llegar al verdadero golpe de calor hay un cuadro denominado agotamiento por calor que, si bien representa una instancia previa al golpe de calor y no reviste la gravedad del golpe de calor, presenta cierta superposición de síntomas, porque puede ocasionar dolores de cabeza, mareos, náuseas o vómitos, sed intensa, sensación de calor sofocante, cansancio y calambres. Los niños y los ancianos que tengan temperatura corporal elevada y alteraciones del estado neurológico, deberán ser tratados como víctimas de un golpe de calor y brindarles atención médica urgente. Cuando sospechamos que una persona presenta un golpe de calor, debemos buscar ayuda médica inmediata.
¿Cómo tratar el golpe de calor?
El tratamiento principal consiste en el enfriamiento del cuerpo para volver a contar con la regulación de la temperatura corporal. El médico también podrá hidratar de diferentes maneras y medicar por otras complicaciones que el golpe de calor pueda causar.
¿Podemos prevenir el golpe de calor?
Sí. Cuando hace calor y el ambiente es muy húmedo, podés hacer lo siguiente para prevenir el golpe de calor:
Tratá de no desarrollar ninguna actividad y si hacés ejercicios, tomá descansos.
Bebé abundante líquido durante todo el día, especialmente agua o bebidas hidratantes de las que usan los deportistas.
Evitá comidas abundantes. Consumí alimentos frescos como frutas y verduras que hayan sido previamente lavadas con agua segura.
Si hacés ejercicio, hacelo temprano, antes de que haga demasiado calor.
Hidratate antes, durante y después de la actividad física.
Usá siempre gorro o sombrero.
Llevá ropa suelta, de materiales livianos y colores claros.
Evitá estar en un vehículo con elevada temperatura y cuidá también a las mascotas.
¿Qué hacer con los niños pequeños y lactantes?
Amamantarlos con más frecuencia.
Ofrecerles agua fresca y segura.
Trasladarlos a lugares frescos y ventilados.
Ducharlos o mojarles el cuerpo con agua fresca.
Si tenés síntomas de agotamiento por calor, deberás enfriar tu cuerpo de inmediato para evitar un golpe de calor y nunca utilizar medicamentos antitérmicos.
¿Cómo refrescamos nuestros cuerpos?
Rociar el propio cuerpo con agua fría y luego sentarse delante de un ventilador.
Ponerse a la sombra, o permanecer en un ambiente con aire acondicionado o bien fresco y ventilado.
Tomar una ducha fresca o un baño.
Beber agua o bebidas hidratantes de las que usan los deportistas. Nunca consuma bebidas alcohólicas o con azúcar o cafeína.
Eliminar cualquier ropa extra que aporte calor.
Probá poner compresas frías en el cuello, la ingle o la axila.
Poné en práctica todos estos consejos en un tiempo razonable, y si no mejora el paciente ni disminuye la temperatura corporal, llamá a los teléfonos de EMERGENCIAS o concurrí a una guardia para su atención médica urgente.
Ante la duda, siempre consultá a tu médico de confianza, no esperes a que sea demasiado tarde.
TE ESTAMOS CUIDANDO.