El cáncer de ovario es el segundo tumor maligno ginecológico y el octavo más frecuente en la mujer.
Si la mujer se realiza exámenes ginecológicos periódicos es más fácil detectar cualquier anomalía en sus ovarios. De hecho, los casos que se diagnostican precozmente se detectan en exploraciones ginecológicas de rutina, cuando la mujer no presenta ningún síntoma.
La detección temprana se hace mediante una consulta anual con el ginecólogo quien le podrá indicar una ecografía transvaginal y una determinación en sangre (aunque no en la totalidad de los casos).
Los síntomas pueden aparecer también en otras enfermedades benignas, como dolor abdominal, molestias digestivas, dolor pélvico, distensión de abdomen, entre otros, y que persisten en el tiempo.
La edad de la paciente no influye en el comportamiento de la enfermedad. Depende de las características de las células, de la extensión de la enfermedad en el momento del diagnóstico y de los tratamientos que se realicen.
La ecografía transvaginal es una prueba sencilla, sensible y específica para valorar los tumores ováricos y diferenciar los benignos de los malignos al igual que otras posibles determinaciones. Habitualmente no se hacen biopsias de ovario, pero sí se interviene quirúrgicamente ante la mínima sospecha de malignidad.
Sólo el 5-10 por ciento de los casos son hereditarios o familiares.
Siempre que hablamos de temas de salud concluimos en el diagnóstico precoz como la mejor forma de enfrentar las enfermedades. No dejemos pasar las oportunidades.