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Día Mundial de la Tuberculosis

   

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis.

La forma más frecuente es la tuberculosis pulmonar. Otras formas, como la tuberculosis de los ganglios linfáticos o de los huesos, no son contagiosas.

Una infección tuberculosa latente significa que una persona ha entrado en contacto con bacterias de la tuberculosis en algún momento de su vida y se ha contagiado (infectado). En esta etapa la persona no está enferma ni es contagiosa. La mayoría de las personas infectadas (aprox. el 90%) no enferma nunca de tuberculosis.

La transmisión de las bacterias de la tuberculosis tiene lugar de persona a persona a través del aire. El peligro de contagio (infección) sólo existe por contacto con una persona enferma de tuberculosis pulmonar contagiosa.

A menudo la enfermedad comienza con pocas molestias. Entre otras: tos (a menudo con pequeñas cantidades de sangre), pérdida de peso y de apetito, cansancio, fiebre leve, sudores nocturnos, dolor en el pecho al toser.

A una persona con tuberculosis pulmonar contagiosa es necesario aislarla en el hospital o en casa, es decir, separarla de su entorno el tiempo necesario hasta que ya no contagie.

Sin embargo, deberá continuar el tratamiento bajo control médico unos seis meses o más hasta alcanzar la curación completa.

Puede comprobarse si ha habido contagio efectuando una prueba cutánea de tuberculina o con una muestra de sangre. Una prueba positiva para la infección sólo indica que una persona tuvo contacto con gérmenes. Otras pruebas, como una radiografía de tórax y una muestra de expectoracion, son necesarias para ver si la persona tiene tuberculosis.

La enfermedad se trata tomando varios medicamentos durante 6 a 12 meses. Es muy importante que las personas que tienen la enfermedad terminen completamente el tratamiento. Esto evitará que el paciente desarrolle tuberculosis resistente a los medicamentos y vuelva a enfermar.

El factor inmunitario y todo lo que en el se refleja (formas de vida, factores de riesgo, alimentación, medicamentos como los corticoides, grupos sociales, etc.) es lo que determina el progreso de la enfermedad.

Cuidémonos y cuidemos nuestro entorno. Una vida sana mejora las condiciones inmunitarias y disminuye el riesgo de enfermar.



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