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Día Mundial del Glaucoma

  

El glaucoma es una enfermedad del ojo, caracterizada por un aumento de la presión dentro del globo ocular, que causa un daño progresivo en el nervio óptico y a veces pérdida de la visión. 

La enfermedad cardiovascular, la hipertensión arterial mal controlada, la diabetes, la insuficiencia respiratoria, la apnea del sueño o la migraña son, junto a la edad, los más significativos causales de glaucoma sin hipertensión ocular.

Generalmente, el glaucoma se presenta sólo en un ojo, pero es probable que acabe por afectar a los dos, ya que suele desarrollarse a distintas velocidades en cada ojo.

Síntomas:

  • Dolor, náuseas o vómitos.
  • Disminución o pérdida de la visión
  • O ningún síntoma

¿Cómo se trata el glaucoma?

El tratamiento dependerá del tipo de glaucoma. Si se trata de un glaucoma de ángulo abierto puede ser suficiente con tratamiento farmacológico con colirios específicos. En el caso de un glaucoma agudo o de ángulo cerrado será necesaria la cirugía.

¿Se puede prevenir la ceguera por glaucoma?

La única forma de hacerlo es mediante la detección precoz y que el tratamiento se inicie lo antes posible. Cuanto menor sea el daño sufrido por el nervio óptico en el momento del diagnóstico, mayores serán las probabilidades de evitar que el glaucoma conduzca a la ceguera. Para ello es esencial realizarse los controles periódicos de la presión intraocular a partir de los 40-45 años, al menos una vez cada dos años.

Las mayores de 60 deberán hacerlo anualmente. Por otra parte, las personas con familiares a los que se les diagnosticó glaucoma deberían realizar anualmente un control a partir de los 35-40 años.

Los daños producidos en el nervio óptico son irreversibles, pero existen técnicas y dispositivos que permiten a los pacientes aprovechar al máximo la visión que aún conservan.

Siempre es importante llegar a tiempo.



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